Texicano: viviendo en la frontera, por Ivanna Crippa

Adrián Frías en Austin, Texas

Ciudad Juárez, la cuarta mayor urbe de México, está considerada una de las fronteras más peligrosas del mundo. Irónicamente, Juárez es vecina de la ciudad más tranquila de los Estados Unidos, El Paso. Estas ciudades están tan cerca geográficamente que solamente están divididas por un minuto cruzando el río Grande (si no hay fila de espera, porque entonces el viaje aumenta a una hora y media). Lamentablemente, sigue habiendo un mundo de diferencia entre ellas. Ciudad Juárez no siempre tuvo el estigma negativo por el que es conocida hoy por el narcotráfico y sus víctimas inocentes. Últimamente he leído tantos artículos llenos de problemas sobre Juárez que decidí conocer la historia de una familia muy humilde y simpática, para que me cuenten su transición de Juárez a El Paso para intentar hacer realidad el sueño americano.

Hay una gran mezcla pero a la misma vez división clara entre estas ciudades. En El Paso hay mejores oportunidades educativas, es seguro, no hay corrupción, es más limpio, se respetan las leyes. El 80% de sus ciudadanos hablan español. Piensa Adrián Frías Espinoza, mi novio, que es una “fusión multi-cultural”. Él piensa que las personas en Juárez están algo americanizadas porque usan un habla informal como el spanglish, con palabras como “troca, parkear” e influencia de bandas americanas “cholas” a las que les gusta la música rap. A la misma vez en El Paso, la mayoría de las personas hablan inglés y español. La comida sigue siendo más mexicana en El Paso que Tex-Mex. En Juárez no se celebra el Día del Pavo (Thanksgiving) pero en El Paso sí se celebra el Día de Independencia de México por la razón de que un gran número de inmigrantes mantiene el sentimiento de ser mexicanos.

El papa de Adrián, Adrián Frías Duarte, hizo una doble carrera en ingeniería y medicina y se involucró en la política de Juárez. En su trayectoria política fue coordinador de distrito de la SEGOB, jefe de la División Norte, coordinador y director de Cultura. ¡Guau!, ¡muchos cargos! En el año 1981 conoció a la futura señora Frías, Elvira Espinoza Terrazas, en el Sindicato de Seguro Social de Ciudad Juárez. Ella también tenía una posición de política elegida por el pueblo como líder sindical del Seguro Social durante 13 años y regidora municipal de Juárez. Se casaron en Juárez en 15 de julio 1982. Lamentablemente (depende de cómo uno lo vea), ella decidió dejar su cargo para ser la mejor mamá que podía ser. Adrián a veces siente que su mamá puede que se arrepienta un poco de no volver a su carrera pero que lo tapa muy bien con su orgullo por sus hijos universitarios.

Elvira Frías, la mamá de Adrián, decidió tener a su bebé en El Paso, Estados Unidos. Esto es muy común en las ciudades fronterizas de México, ya que los niños crecen con más posibilidades de educación y tienen varias alternativas para empezar su vida en cualquiera de los dos países. A haber nacido en El Paso, a los 21 años Adrián tuvo la posibilidad de darle la residencia a su mamá (le dieron el permiso al cabo de un mes) y después a su papá (le otorgaron el permiso en seis meses). Los padres de Adrián pensaron que las oportunidades serían mucho mejores que en Juárez y México en general. La educación era una gran prioridad para la familia Frías, y su meta, que sus hijos vivieran una vida mejor donde pudieran tener una carrera. Tres años después que Adrián nació, también en El Paso, su hermana Elvira Stephanie. Tras su nacimiento, ambos hermanos regresaban a vivir al lado mexicano de la frontera, en Ciudad Juarez. Pero desde chiquitos sus papás les habían dicho que iba a venir el día en que se iban a tener que ir a los Estados Unidos a instalarse definitivamente. Como los niños querían dejar la vida a la que estaban acostumbrados en Juárez, sus papás esperaron. Ellos no iban mucho a los Estados Unidos o a El Paso específicamente porque en Juárez tenían todo. Solo iban cuando necesitaban ropa de marca o electrónicos, pero lo demás en Juárez se encontraba a mucho mejor precio y a veces con mejor calidad. El tiempo de los grandes cambios en la vida de los Frías y en Juárez comenzó en 2002.

La travesía

En 2002, cuando Adrián tenia 14 años y su hermanita 11, los papás decidieron mudarse a los Estados Unidos. Para que ellos pudieran empezar la escuela en el Paso necesitaban tener su hogar allí. Por esta razón ellos se tuvieron que mudar solitos con su tío. El tío de Adrián, Ernesto Espinoza, era hermano de su mamá. Había estudiado en la Universidad de Guadalajara (México), recibiéndose de ingeniero químico, y tenía un trabajo estable. Él tuvo suerte y había estado viviendo ahí desde los años 80, cuando el presidente Reagan había dado la amnistía a los inmigrantes irregulares. La transición para los chicos fue muy difícil. Extrañaban a sus papás, la comida, todo de Juárez. Pero sus papás no los iban a dejar volver porque era por su propio bien y su seguridad.

Adrián tuvo que cambiarse del Franklin High School, que estaba cerca de donde vivía con su tío, a Coronado High School, más alejado pero donde tenían programas bilingües. Adrián me contó que en Juárez había tenido clases de inglés pero la calidad era muy mala. Cuando llegaron, él y su hermana tuvieron que aprender el idioma desde cero. Su hermanita no tuvo la misma opción que Adrián y fue metida directamente en clases con americanos de lengua inglesa. La pobrecita tenía mucho miedo y ni quería entrar a la clase «llena de gringos». Ese año sus calificaciones sufrieron mucho porque apenas estaba aprendiendo inglés, a diferencia de cuando vivía en México y era una estupenda estudiante.

Ellos dos, a su tierna edad, tuvieron que pelear la batalla de ocultarse en el otro lado de la frontera. Con su tío tuvieron que vivir un mes sin sus papás hasta que su mamá decidió rentar un apartamento para estar con ellos. A Juárez en ese tiempo iban solo los fines de semana para visitar a su familia, a sus amistades y para quedarse en la casa donde crecieron. Su papá seguía trabajando como director de Actos Cívicos en Juárez entre semana y a veces en los fines de semana iba a El Paso con ellos.

Juárez en este tiempo se estaba poniendo muy peligroso. A su papá y a sus colegas en la política los narcotraficantes los amenazaron de muerte. Él decidió dejar el trabajo en el que había estado 6 años después que sus hijos se fueron a los Estados Unidos, para unir la familia y estar seguros. Los narcotraficantes en esta época causaron grandes cambios en la ciudad. Mucha gente, como el papá de Adrián, decidieron huir y ello provocó la caída de negocios, inversiones y turismo en Juárez. 

Con el cambio de trabajo de su papá hubo un gran cambio económico y emocional en la familia Frías. Como los hijos, sus papás tuvieron que empezar desde cero. No tenían trabajo, no sabían el idioma y lo peor de todo, sus estudios no les valían nada. Su papá encontró trabajo en una maquiladora llamada Care Fusión en la línea de montaje, y su mamá en el hotel Holiday Inn. Para poder cuidarlos, tenían turnos opuestos, su papá de noche y su mamá de día. Su mamá decidió salirse del Holiday Inn porque su salud se resintió y decidió empezar a trabajar en la misma maquila que su esposo, donde éste es hoy supervisor de la plantilla. Todavía están haciendo el esfuerzo de aprender inglés poco a poco y también de convalidar sus estudios. A veces, con tantos obstáculos, quieren darse por vencidos, pero algo los mantiene en la lucha, las ganas de salir adelante y querer ayudar a sus hijos.

Vida actual

La familia Frías de visita en Austin

Adrián sigue teniendo familia en Juárez, como su abuela y muchos de sus tíos, pero ellos no piensan irse. Adrián y su familia no van muy seguido a Juárez ya. Todo Juárez se apaga a las 7 de la tarde y parece una ciudad fantasma. Nadie se atreve a salir de su casa por peligro de toparse con la bala de un narco. La ultima vez que Adrián fue a Juárez fue en la Navidad de hace dos años. Pero dice que ya con tanta violencia no es recomendable cruzar la frontera. Se siente muy triste de que la ciudad en donde creció muy felizmente se haya convertido en una de la más peligrosas del mundo. “Ciudad Juárez no era así como lo ponen hoy en día”, dice Adrián, que se siente resentido con la autoridades porque dice que no hacen nada por Juárez y dejan que gente inocente muera por las drogas y el dinero. “Es una lástima ver Juárez así, pero tengo esperanza de que algún día va a mejorar la situación y va a volver a ser el Juárez que yo conocí, sin violencia y con la gente siempre en las calles todo el día”, dice Adrián. Una amiga mía también de Juárez, Olga Ioudina, se mudó a El Paso por la violencia. Dice que lee el periódico para ver si algún conocido ha muerto por la guerra de los narcotraficantes. Ella conoce mi gran interés por los problemas en la frontera y siempre me manda artículos, como éstos:

http://www.elpasotimes.com/news/ci_17945575

http://www.cnn.com/2011/OPINION/04/11/kumar.el.paso.juarez/index.html

http://www.google.com/hostednews/epa/article/ALeqM5iskDbxu7yc6t8WxLN9e3PDii81HA?docId=1518213

http://www.elpasotimes.com/news/ci_17816320

 

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