De Babrujsk al Bronx, por Jenna Dorfman-Tandlich

La historia de la inmigración de mi familia a los Estados Unidos empezó con mi bis-bisabuelo, Simon. Simon nació en Babrujsk, Rusia, un pueblo schtetl, bastante parecido al pueblo ‘Anatefka’ de la película El violinista en el tejado, en la década de 1870.  Como Anatefka, Babrujsk era un pueblo muy pobre, pero en el que la gente tenía un sentido de comunidad fuerte y una tradición muy rica. 

Cuando tenía dieciséis años, lo forzaron a unirse a las fuerzas armadas del zar. Como judío, tenía miedo de que lo maltrataran en el ejército. Sabía que el zar ponía a los judíos en la primera línea. Pero, por suerte, Simon tocaba el pícalo, y por eso se integró en la banda musical militar.  

Cuando terminó su estancia en el ejército, Simon regresó al Babrujsk, donde hizo un aprendizaje como hojalatero. No sabía que ese oficio le iba a ser muy útil en su vida años después. También en Babrujsk a la vuelta de la vida militar encontró a una mujer llamada Nora Pessin. La familia de Nora tenía cinco o seis hijos y se ganaba la vida abriendo su cocina a los trabajadores como taberna. Simon y Nora se casaron en la década de 1890, y con el dinero que ahorraron, compraron una casita en Babrujsk. 

Pero pasó poco tiempo hasta que Simon, como judío, volvió a temer. Esta vez no a que lo reclutaran para el ejército del zar, sino a los pogromos contra las comunidades judías de RusiaSimon y Nora veían cómo bandas de hombres que trabajaban para el zar venían a Babrujsk y destruían las casas de judíos, los herían y, algunas veces, los mataban. Simon se dio cuenta de que aunque Babrujsk era el pueblo en que nació, creció y vivía toda su familia, no era un sitio seguro. Quería que sus niños tuvieran una vida mejor en un lugar seguro: un lugar como América. 

Cuando Nora se quedó embarazada de mi bisabuela, Mildred (a la que yo llamo Nana), Simon y Nora decidieron que debían esperar hasta que naciera bebé. Después del parto, Simon se fue a América. Ya tenía familiares allí, que le habían dicho que era muy caro mudarse, pero que podía ganar más dinero en América. Simon y Nora decidieron que, aunque sea triste, lo mejor que podían hacer por su familia era que Simon emigrase, ganara dinero y se lo mandara a Nora para que ella y la bebé pudieran reunirse con él más adelante. 

Simon esperó hasta que nació mi bisabuela Nana el 12 de octubre de 1903. Después de eso, recorrió el camino desde Babrujsk, en Rusia, hasta Hamburgo, en Alemania. En ese largo viaje, Simon durmió en establos o al aire libre. Cuando, después de una semana, llegó en Hamburgo, encontró un barco que se dirigía a Nueva York. 

El viaje no fue una experiencia lujosa. Como no tenía mucho dinero, Simon compró un billete de tercera clase, y pasó todo el viaje (una semana, más o menos) en la bodega del barco. No tenía mucha comida, y en tercera clase no había un baño de verdad. Pero porque sabía que estaba viajando hacia una vida mejor, Simon mantenía una actitud positiva. 

Simon llegó en la isla de Ellis, el punto de registro de los inmigrantes, donde se quedó durante horas esperando que los doctores lo examinaran para asegurar que no tenía ninguna enfermedad contagiosa. Si padecía alguna, lo obligarían a regresar a Rusia. Por suerte, estaba sano y le permitieron entrar en los Estados Unidos. Cuando se encontró con los oficiales de inmigración, les dijo que su apellido era Hayman pero ellos oyeron «Cheiman», y, en un segundo, su apellido cambió de Heyman a Cheiman. Cuando llegó su hermano unos años después, los oficiales de inmigración oyeron Heyman, y desde ese día, los dos hermanos tuvieron apellidos distintos. Hoy en día sus nombres están unidos: señor Cheiman y señor Heyman, hermanos.

Un primo de Simon que había estado viviendo en Nueva York durante unos años se reunió con él en el puerto tras pasar el proceso de inmigración. Simon se quedó con su familia  unos meses, durmiendo en el suelo de la cocina de su pequeño piso en el Lower East Side, un barrio lleno de judíos inmigrantes y pobres. 

Gracias a su talento como hojalatero, Simon encontró trabajo en la construcción del nuevo rascacielos Chrysler, que entonces era el edificio más alto de Nueva York. Trabajó allí un año. Una vez se cayó y se rompió una pierna. 

Como Simon ganaba tanto dinero (comparativamente) trabajando en Nueva York, Nora y Mildred no tuvieron que ir andando de Babrujsk a Hamburgo. Fueron en coche de caballos, y en Hamburgo compraron billetes de segunda clase, una gran mejora respecto al viaje de Simon. Nora y Mildred llegaron en la isla de Ellis Island en 1905 y por fin se reencontraron con Simon. 

Aunque Nora no tenía un trabajo asalariado, el dinero que ganaba Simon trabajando en el edificio Chrysler era bastante para sostener a su familia. Simon y Nora tuvieron tres hijas más: Anna nació en 1906, Mary en 1909 y Sid en 1912. La familia se mudó a un apartamento más grande (tenía un piano que mi bisabuela y sus hermanas aprenderían a tocar) en Harlem, un barrio que entonces se consideraba de clase media. 

Mi bisabuela se casó con mi bisabuelo Joe Schwartz en 1924. Con menos hijas que mantener y más dinero ahorrado durante muchos años, Simon y Nora se mudaron a la calle Kelly del Bronx, un área que en esos tiempos se consideraba de clase media alta. Para ellos, ese cambio era una marca de éxito. Habían empezado en un pobre schtetl en Rusia, habían sobrevivido a pogromos y se habían mudado a un país totalmente nuevo. Gracias al gran riesgo que tomaron al mudarse a América, proporcionaron a sus hijas una vida de clase media y, más importante, una vida que ellos, como judíos, pudieran vivir con seguridad. De verdad, lograron el American Dream. 

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