Los somalíes de Columbus, Ohio, por Laura Larkin

Con más que 35.000 refugiados e inmigrantes, Columbus, Ohio, tiene la segunda población más grande de somalíes en los Estados Unidos, después de Minnesota. De esas 35.000 personas, sólo el 7% habla con un nivel de inglés suficiente para encontrar trabajo. Aunque el 75% de los 35.000 (26.250 personas) reúnen los requisitos para solicitar la ciudadanía estadounidense, sólo el 15% lo ha hecho o ha empezado el proceso. El 99.9% es musulmán y el 80% vive con su familia. En más del 33% de las casas somalíes, las mujeres son la cabeza de la familia.

Cuando niña, yo pasaba mucho tiempo como voluntaria trabajando con poblaciones marginales en Columbus. En la Casa Comunitaria de San Esteban mis padres siempre trabajaban de voluntarios y me crié yendo allí. Lentamente, adquirí una perspectiva de los problemas que afectan a la población somalí en particular: la diáspora, los prejuicios en la comunidad, las barreras del lenguaje, la intolerancia de la religión y la falta de servicios (de viviendas, educación, salud, etc). Mi conciencia sobre estos problemas creció con mi edad.  Seguro que una razón fue el desarrollo natural de la mente de un niño, pero otra era que la población somalí llevaba menos tiempo en Columbus que yo -los primeros somalíes empezaron a llegar a Columbus en 1994.

Pero ¿por qué Columbus? Y ¿por qué 1994? Columbus no es exactamente el sitio más conocido, ni el más accesible, ni el que tiene el mejor clima: está localizado en el medio-norte de los EEUU, lejos de las costas y de las grandes ciudades. Para entender por qué llegaron a Columbus, es importante entender por qué vinieron a los Estados Unidos: por el descontento político y social. En 1991, el presidente de Somalia, Siad Barre, fue depuesto del cargo por un señor de la guerra, Mohamed Farah Aideed. Aideed formó un seudo-gobierno con ocho ministros regionales. Estos ministros, esencialmente, llegaron a ser caudillos de sus regiones, causando una guerra civil. La comunidad internacional respondió, y las Naciones Unidas entró, pero sus esfuerzos fueron considerados perjudiciales. Estados Unidos envió tropas pero las acabó retirando al poco tiempo ante los ataques de los señores de la guerra. Desde 1991, entre 350.000 y un millón de somalíes han muerto debido a la violencia. Ahora hay 350.000 refugiados somalíes por el mundo, la mayoría en Kenia, Yemen, el Reino Unido y los Estados Unidos.

Cuando empezaron a viajar a los Estados Unidos, los somalíes vinieron a los estados de Virginia y Minnesota. Pero los de Virginia rápidamente se dieron cuenta de que necesitaban buscar un nuevo sitio, porque el coste de la vida en Virginia era demasiado alto y no había mucho trabajo. En 1994, algunos se mudaron a Columbus para conseguir trabajos en almacenes y fábricas, y encontraron alquileres más bajos. Por el boca a boca se corrió la voz y las familias y los amigos empezaron a venir. En poco tiempo, Columbus llegó a ser un destino principal para los inmigrantes somalíes -un lugar donde ya tenían una red social esperando cuando llegaban- y en 17 años, la población ha superado las 35.000 personas.

Pero con tanto crecimiento en muy poco tiempo, hay serios problemas que los somalíes en Columbus enfrentan cada día, de trabajo, cuidados de salud, educación y de relaciones con la comunidad. Muchos somalíes son dueños de sus propias empresas o trabajan en almacenes. Pero con la crisis de la economía y el crecimiento de la población somalí, hay un sentimiento creciente de que los somalíes están tomando todo el trabajo en Columbus. 

En relación a la sanidad, muchos refugiados no reciben la atención médica que necesitan debido al alto coste y la falta de servicios adaptados culturalmente, pero esto está cambiando. Los hospitales de la ciudad han empezado a tratar la necesidad de incorporar servicios de traducción, y el departamento gubernamental de Salud Pública de Columbus acaba de terminar un estudio en profundidad sobre las necesidades médicas de la población somalí, entre ellas mejorar el transporte público y la comunicación y evitar los malos entendidos sobre prácticas culturales, por ejemplo en el campo de la educación sexual. El informe se centra en las deficiencias del sistema y sugiere soluciones, pero no hay indicaciones de cambios concretos aún. 

En la educación, la situación no es mucho mejor. Las escuelas públicas de Columbus han aumentado su población escolar con el incremento de los estudiantes somalíes en los últimos años. Por la barrera del idioma, muchos estudiantes quedan rezagados. Casi cada escuela tiene una clase de inglés como segunda lengua que puede servir a los estudiantes somalíes, pero no hay profesores en estas clases que hable somalí y por eso tienen que enseñar a los estudiantes sin poder apoyarse en su lengua materna. Y cuando los estudiantes hablan y escriben inglés, a menudo sus padres todavía no, lo que hace que la relación entre la escuela y los padres sea casi inexistente. Ahora mismo una escuela está aplicando el programa Comunidades en Escuelas, en que alguien ayuda a los padres actuando como traductor, mentor y fuente de información para los servicios educativos, médicos y comunitarios. Ha tenido mucho éxito.

El verano pasado, el alcalde de Columbus, Michael B. Coleman, creó la Nueva Iniciativa Americana en la Comisión de Relaciones Comunitarias. Según su sitio de Internet, es el primer programa de su tipo y tiene como objetivo dar a todos los inmigrantes y refugiados de Columbus acceso a los servicios y los programas públicos de la ciudad para que mejoren sus vidas. Ahora están investigando más sobre los problemas de alojamiento, barreras idiomáticas, atención médica, educación y discriminación. Este sentimiento de aceptar a los somalíes también representa a la mayoría de los residentes no somalíes.          

Pero a pesar de esta iniciativa municipal y de las percepciones positivas de la mayoría de los residentes, todavía hay una gran cantidad de personas que no quiere a los somalíes en Columbus, por ideas falsas sobre la asistencia pública, el trabajo y las normas sociales y culturales que se han formado a partir de informaciones erróneas de los medios de comunicación y los foros de Internet. Desafortunadamente, la mayoría de la discriminación se basa en un sentimiento encontrado en todos los Estados Unidos: el anti-Islam… o por lo menos una ignorancia del Islam. La ignorancia sobre las prácticas musulmanas como el salah (oración ritual cinco veces al día hacía La Meca) ha creado problemas. Después de los atentados del 11 de septiembre de 2001, muchos americanos culparon a los musulmanes en general, y en Columbus le echaban la culpa a los somalíes. Desde 11-S, el Centro Musulmán de Columbus nunca ha pasado más de dos semanas sin sufrir algún tipo de vandalismo.  

No obstante, lo más importante es que la mayoría de la gente y el gobierno están en favor del desarrollo de los somalíes. Ahora mismo la ciudad de Columbus está en medio de grandes cambios. Si todas las investigaciones se utilizan -la parte más difícil- para introducir más cambios para apoyar a los somalíes y educar a los residentes para que no rechacen la presencia somalí, su futuro en Columbus será prometedor.

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